miércoles, 29 de julio de 2009

El regreso, 5ª parte y final

Los minutos transcurren en el aeropuerto de Oaxaca y se antojan interminables. Tiene razón. La opción de la montaña no se la plantean los jóvenes de hoy. Aunque no te hubiera gustado que se fuera, dejate’ babosadas. Pero tiene sensibilidad, lee y se interesa por los caídos y desaparecidos. La gente ya bajó y están subiendo tres personas que se dirigen a Tapachula. Vos sabés que es totalmente diferente leer de ellos, que ver como caen y desaparecen. Estoy tranquilo después de ir al baño. Pero me La verdad es que no sabés como estás. siento nervioso.

Al fin sale el avión de Oaxaca. Este vuelo es corto, no dan más que una bebida, pido otra cerveza. Volamos encima del mar, hay pocas nubes. Al llegar al aeropuerto de Tapachula busco la base de combis -microbuses, ya vas llegando- y les pido un viaje a la frontera. El tipo me informa groseramente que sólo van a la ciudad. El trayecto se me antoja sentir que es un soplo la vida larguísimo, el calor abruma. Me quedo en la plaza de armas, tengo mucha hambre y busco donde comer. Son las once de la mañana, a esta hora que veinte años no es nada sólo me sirven almuerzo y lo devoro, con cuatro cervezas más, tampoco hay XXX Lager. Después encuentro un taxi que acepta llevarme a la frontera, ya otros me han dicho que no van allá.

• Por Ciudad Hidalgo o El Carmen.

• Por El Carmen.

No me gusta entrar que es febril la mirada por Tecún Umán, se mantiene lleno de orejas y ahí se chingaron a Esteban.

Llego a la frontera, pago y me bajo del coche -carro, terco-. Veo un pedazo de patria, Oís a los caídos de ambos bandos. Porque tenías amigos en las dos partes, no te hagás. Aquel cuate, ¿cómo se llamaba? Pedro, creo, excelente portero. Cayó en un helicóptero de transporte siendo ya teniente. Y el otro que te presentaron el Suchiate me separa de ella. en la parranda del Club de Oficiales cuando empezabas en esos rollos, le caíste bien y en un tapón por la carretera de la costa sur te reconoció y pasaste sin que te revisaran el carro. Me acerco a una caseta -casetía, puta que necio- y pido una XXX Lager. Hay. Al fin. Ibas cargado, que leche tuviste. Pero la mayoría fueron compas, el proyecto revolucionario fue tu vida. Estoy tan cerca, tan lejos. Esto quería, verla nomás, estoy triste. Desde que salí, lo supe, seguiré dando clases en la universidad. Doy la vuelta y regreso, todavía alcanzo el vuelo de Aeroméxico a las cinco de la tarde, por suerte éste no hace escalas.

miércoles, 22 de julio de 2009

renuncias

en ocasiones alguien
renuncia a la cuna
a su cultura
o a sus hijos

a veces por amor
otras
por conveniencia

en fin
cada quien renuncia a lo que quiere

yo —por ejemplo—
he renunciado a la infelicidad

aunque
la muy cabrona
en cada esquina intenta abrazarme

domingo, 19 de julio de 2009

El regreso, 4ª parte

A lo lejos asoman mis dos amores. Las aeromozas empiezan a ofrecer bebidas. Recordá, el enemigo sigue siendo el enemigo Normalmente, cuando pasamos encima de ellos, lo hacemos a 28 ó 30,000 pies de altura. En ésta ocasión y a los amigos ya los perdiste. volamos bajo, casi puedo tocar la nieve. Si esto no es el cielo, no sé qué lo sea. El capitán está hablando de los volcanes con un montón de datos vacíos. Estás desvinculado de la globalización y la internet, sólo, en la mitad de nada, De pronto un gigante atrapa nuestro avión y lo hala hacia abajo, hay gritos. Caen algunas mascarillas de oxígeno. En dos segundos todo pasa. El capitán sigue vomitando datos y la razón de la momentánea pérdida de estabilidad. cerrando un paréntesis de treinta años. A la mujer dormida no le agradan las interrupciones, aunque sea un 727-200 de Aeroméxico. Llega la carreta -carretía, acordate-.

• Señorita, regáleme un whisky por favor.

Veo en la sonrisa artificial que sabe mi nacionalidad. Aquí las cosas se piden de otra manera. Ni modo, se me olvidó.

Valen cincuenta pesos, señor, de los nuevos. Sólo se regalan refrescos y cervezas.

• Entonces un tequila, Cuervo 1800. Y también una XXX Lager. (Pa’ que vea que sé, cabrona)

Vale lo mismo que el whisky. Y sólo tenemos Tecate y Carta Blanca.

• El precio no importa, la marca de la cerveza tampoco. Pero rápido, por favor.

Tengo que bajarme el susto de algún modo. Lamidos, cobran lo mismo el tequila que el whisky. Llegan las bebidas y me meto el trago, aaah que rico. Otra aeromoza me ofrece algo de comer, le pido un tequila y una cerveza más. Tu hijo, un joven de los 90’s que heredó el exilio, te reclama: “nos falta experiencia, ni siquiera hemos tenido la opción revolucionaria”. Cuando me los lleva ya estamos bajando hacia Oaxaca y me pide que me apure, no hay clavo, un trago para el tequila y dos para la cerveza. Tengo deseos de orinar pero tendré que esperar hasta aterrizar.

martes, 14 de julio de 2009

El regreso, 3ª parte

Pasa Oscar corriendo, va Carlos también. No sé sus nombres pero son mis paisanos. Y vos que te saliste a medio rollo, peleándote por una pendejada y con mucho color para regresar. Nuestras miradas se cruzan y nos saludamos en silencio. Como ayer, como siempre, no nos conocemos en público. Tu misma flor floreada. Aunque sea en esta mole donde es más fácil encontrar un billete en la banqueta que un conocido. Llevan menos equipaje que yo y se dirigen a la salida de vuelos internacionales. No me guardan rencor, yo tampoco a ellos. Me retiré por cansancio y algunos lo entendieron, aunque todavía hay quien me lo restriega en la cara. Nunca entendí por qué no me pidieron que siguiera, sólo me dejaron ir.

Pongo la mariconera en la banda sin fin y entrego el pase de abordar. La sangre no se seca Pasa por los rayos “X” y una señorita uniformada me pide amablemente que la abra, después de una rápida inspección me da las gracias y camino hacia la sala de espera 36. Ya está llena. Es vuelo interno, es innecesario y todo sigue igual. pasar por migración.

Veo una carreta de “snacks” —decilo en español, güey— y pido un café. Deseo un whisky pero no estoy para esos lujos. Sudan mis manos. Al estar arriba pediré uno, al fin es gratis. Me están sirviendo el café cuando solicitan a los pasajeros que aborden el avión. Se forma otra fila voolver con la frente marchita que lentamente es tragada por la rampa, viene una pareja corriendo, la dejo pasar y soy el último en entregar el pase. Adentro es un relajo, gente de pie que no encuentra asiento, gente de pie que guarda el equipaje de mano, gente de pie que no hace nada. 24C, pasillo, no hay nadie en el A ni en el B, bagres. El avión empieza a moverse para tomar pista. Ya todos están sentados, me cambio al A. Mientras vamos avanzando veo una nave de KLM, otra de Iberia y dos más de American Airlines, todas esperando permiso para volar. Vamos hacia el principio de nuestra pista y adelante de nosotros están dos aviones de Mexicana. Sale uno, sale otro, salimos nosotros. Abajo se empieza a mover KLM. En el “Benito Juárez” van primero los nacionales. Abro un libro y cierro los ojos. Tengo el corazón en los huevos, no puedo leer. Veo el lago de Texcoco, cada vuelo menos agua. Se apaga la señal de no fumar y enciende un cigarro con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien el chavo que va atrás, sólo esperaba el banderazo. Le pido uno, se rompen ocho años de abstinencia.

lunes, 6 de julio de 2009

El regreso, 2ª parte

Llegó el taxi, me despido de Rocío, quien me ha aguantado todos estos rollos todas estas noches en todos estos años. Te acordás de tu esposa. Está aquí desde hace un resto, tu amiga y compañera. Sufrió más que vos. Ella se quedó cuando tuviste que salir y te alcanzó cuando ya andaba con otro compa. Lo sabías. El cayó, ella salió. Lo mataron seis meses después de capturarlo. Rocío y vos la apoyaron, nunca lo hablaron pero estuvieron de acuerdo. La nena duerme y la beso. No sabe que papá vuelve a su tierra, la que no es de ella. Retornás a casa y no querés dar la cara. Los amigos que dejaste y esperabas ver al triunfar, ya hace tiempo te enterraron. Prometo regresar pronto, voy a ver que onda. Un ex-compa vino a convencer a la mara que se podía volver, que no hay clavo. Algunos dicen que ese pisado trabaja en el gobierno. Pero lo tengo que tocar, como Tomás.

El taxi se va por viaducto y llego al aeropuerto a las seis y cuarto, me formo en la fila, que ya tiene seis personas adelante, y checo —chequeás— el boleto. Pido ventanilla en la sección de no fumadores, me dan el 24C, pasillo y fumadores. La guerra no ha terminado, seguís siendo un negro en la nieve. Y yo que pensé haber llegado temprano. México Oaxaca Tapachula, dos litros de leche por favor. Entrego el maletín y sólo me quedo con la mariconera, No vayás a chupar que por eso te mandaron a la mierda. donde guardo el pase de abordar, el pasaporte y algunos dólares.

viernes, 3 de julio de 2009

el regreso, 1ª parte

México, 19 de julio de 1986. Son las cinco de la mañana, dentro de dos horas sale el vuelo. Compré boleto redondo, es más barato y este primer viaje es sólo para medir la temperatura. Es abierto, no sé cuando voy a volver. Lo sabés: es la hora de regresar, escuchás pasos, olés el miedo. Vos también caminás, no querés que se escuchen pero arrastrás los pies. No es el único olor, también percibís frustración. Sos vos, ¿para qué luchaste?, ¿para regresar así? Recuperaste armas, ¿cómo recuperás años, vida? Voy sin hambre, la Incaparina, siempre deliciosa y codiciada, hoy es amarga. No tengo el menor deseo de subir al avión. Tantas veces lo soñé, pero no así. Regresar con los compañeros..... sí, los cercanos, los lejanos, los caídos, todos. Espacios que perdiste en el tiempo, una parte de tu historia se evaporó, qué sin sentido. Soñé con una caravana, cientos de autos, gente por las calles, ruido, pancartas, cohetes. Sueños triunfalistas, sueños.