lunes, 28 de septiembre de 2009

La ilustración o el reinvento del mito, 1ª parte

Has pasar de largo tu nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, siguieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil —que sujeten a éste las amarras—, para que escuches complacido la voz de las dos Sirenas; y si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas.
Homero

Los sistemas económicos dominantes de la primera mitad del siglo XX, capitalismo y socialismo, se erigen como ilustrados pero se dirigen hacia la barbarie. El capitalismo se alza como una sociedad integradora y manipuladora, el socialismo pierde el horizonte por el estalinismo y los Estados fascistas están intentando imponer su ideología por medio de la guerra.

Lo señalado en el párrafo anterior no se quedó en el siglo pasado, nos acompaña en el preámbulo del siglo XXI. La dialéctica de la ilustración se manifiesta en que la historia del hombre sufre un proceso que, en términos darvinianos, llamaríamos involución. Max Horkheimer y Theodor Adorno se alejan de la concepción lineal marxista de la historia pues la visión que se les impone es desastrosa: los adelantos tecnológicos impulsan los instintos primitivos. El hombre retrocede en su proceso evolutivo como resultado de la dialéctica de la ilustración, aquello que lo liberaría lo está esclavizando.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Batman y Robin

El concepto se originó de un cortometraje producido en 1926 titulado “The Bat”, donde el personaje era criminal. Bob Kane, su creador en los chistes, que ahora se llaman comics con esto de la globalización, jamás pensó el éxito que tendría el superhéroe que nació al público en mayo de 1939. El traje negro con orejas de murciélago capturó la imaginación del público. En torno a este personaje se fue creando un entorno sin el cual quedaría huérfano: ciudad, auto, avión, moto, lancha, helicóptero, cueva, amigos y, por supuesto, villanos. Batman pues, es él y sus circunstancias.

La primera película de la serie impacta en 1989 y se hace necesaria una segunda. El director de las dos primeras cintas se atreve a presentar una figura perturbada como campeón de la justicia. En la tercera presentan a Robin con deseo de venganza y un Batman sereno que comprende por experiencia propia el trauma de perder a los padres.

En la cuarta película Joel Schumacher vuelve a tomar la dirección y le da consistencia a la historia. La película fue filmada en los estudios de la Warner Brothers de Los Angeles, el mismo lugar que se utilizó para la escena final del clásico “Casablanca” es ahora la baticueva, un gigantesco hangar que fuera propiedad de Howard Hughes, el excéntrico multimillonario. El libreto ubica a Ciudad Gótica al norte de Nueva York, sobre la costa atlántica, ella se retuerce entre meandros vehiculares, con edificios viejos y puentes trasnochados; con estatuas que sugieren un Coloso de Rodas en el gimnasio, sosteniendo pasos a desnivel ilógicos; con un observatorio en manos del titán desconocido al pie del acantilado. En esta ocasión nos presentan una Ciudad Gótica ligeramente más clara que en los anteriores filmes. La película mantiene un constante sentido del humor y todos los personajes, en su momento, hacen chistes. Hay una reverencia al poder económico en general y al dinero plástico en particular.

Batman se presenta aparentemente libre de neurosis. Su alter ego, Bruno Díaz, sostiene una relación de noviazgo aparentemente normal donde el matrimonio es palabra prohibida, con una novia ornamental que no aporta nada sustantivo al escaso argumento. Lo cierto es que en las escenas donde George Clooney se presenta con smoking acompañado de su chica en la cinta, la modelo Elle Macpherson, nos da la sensación de que harán la prueba del añejo. Discreto, este actor no se considera a sí mismo determinante en la película, en declaraciones posteriores a la filmación admite que Batman continuará con o sin él. Pero ya firmó para la quinta película. Y esto significa elevar su cotización en el mercado hollywoodense.

Chris O’Donnell nos desconcierta. Hace por segunda vez un papel que no necesita. Después de haber actuado con Sandra Bullock, Charlie Sheen, Jack Nicholson y Al Pacino en películas donde sí era necesario actuar, saca otra vez a pasear el yo niño e interpreta a un celoso Ricardo Tapia. No supo decir no, como supuestamente lo hizo Val Kilmer, el anterior Batman.

En esta cinta se rompen algunas tradiciones de la historia original, quizá la más notable es el origen de la Batichica, que en los comics es la hija del comisionado de policía y en la película es la sobrina de Alfredo, el mayordomo de la Mansión Díaz. Este personaje es interpretado por Michael Gough, quien ha desarrollado el mismo papel en las cuatro películas, discreta y efectivamente. Su sobrina cumple con los requisitos primordiales para ingresar a la Mansión Díaz, ser huérfana y tener doble personalidad. Regresa desde Inglaterra ¡con uniforme escolar! diciendo que terminó sus estudios y después cuenta la verdad: fue expulsada. Casualmente es experta en judo y un as conduciendo motocicletas. Por cierto, en la escena de la carrera de motos en un barrio bajo de Ciudad Gótica, donde no pudieron disfrazar totalmente la ciudad de Los Angeles, hay una banda que nos refiere a los criminales que les lavan el cerebro en “La Naranja Mecánica”, la genial película de Stanley Kubrick.

Como en los anteriores filmes, los villanos se llevan las palmas y el argumento se elabora en torno a ellos. Al Señor Frío lo interpreta Arnold Schwarzenegger y Hiedra Venenosa es protagonizada por Uma Thurman, una actriz que está fuera de lugar después del pequeño pero muy bien logrado papel que realizó en “Pulp Fiction”. Aquí se manejan las paradojas. Batman, héroe que debe su origen a un trauma de la niñez enfrenta al Señor Frío, delincuente sin misericordia que lo será hasta que logre encontrar la cura para su esposa, que está congelada. Es decir, malvado por amor. También hace su aparición Hiedra Venenosa, una defensora de la ecología hasta el extremo que desea exterminar a la humanidad para que la Tierra vuelva a ser dominada por las plantas. Aparece otro villano, Bane, que es uno de los últimos creados por los productores actuales de los comics. Este es, quizá, el más pobre de los efectos especiales. Músculos inflados y un talón de Aquiles demasiado obvio, conforman un personaje de segundo orden.

Esta película responde adecuadamente a las expectativas, mucha acción y un argumento que no exige pensar, los diálogos son mínimos y la historia pobre. En realidad los efectos especiales y la banda sonora son los protagonistas principales, haciendo palidecer al resto de valores que tiene la película. Ambos elementos son excelentes, tanto, que actores y argumento funcionan en torno a ellos. La fotografía y la edición son de una calidad técnica indiscutible, es difícil precisar donde termina la realidad y comienzan los efectos especiales. En esta historia las minorías ni siquiera alcanzan el privilegio de ser villanos. A través de la cinta se evoca y alaba la oscuridad de la sociedad norteamericana, generando en el inconsciente una empatía hacia un héroe que utiliza cualquier medio para lograr justicia. El metamensaje es obvio, el lado oscuro norteamericano es necesario. Toda la cinta es una alabanza a la doble personalidad de los personajes principales y un refuerzo a la tesis de que el fin justifica los medios.

viernes, 11 de septiembre de 2009

A propósito de "El proceso"

...todos se cansaron de lo que sin motivo había pasado. Los dioses se cansaron, las águilas se cansaron, cansadamente se cerró la herida.
Franz Kafka


Unas líneas sobre la película antes de entrar al tema personal. Orson Wells, en tanto re-creador, está a la altura de Luis Buñuel e Ingmar Bergman, por citar a los directores que estamos disfrutando en esta serie de películas. Quizá faltó incluir algo de Federico Fellini, Stanley Kubrick o Andrei Wadja; pero bueno, cada cabeza tiene su propio Prometeo.

El cine es una recreación de la realidad que, muchas veces, tiene poco que ver con la realidad misma. En el trabajo de recrear la novela de Kafka, Orson Welles se permitió la enorme libertad de cambiar la forma de morir del protagonista, cito: “Pero las manos de uno de los hombres se posaron pesadamente sobre la garganta de K., mientras el otro le clavaba el cuchillo en el corazón, dándole dos vueltas.

En la creación hay un elemento que forma parte importante del proceso creativo: la duración. Empecemos por lo que no es para llegar a lo que es. Cuando alguien se entretiene armando un rompecabezas, la primera vez tarda en lograrlo pero, cada vez que lo hace, logra armarlo más rápido. Mientras más se ejercita, la rapidez aumenta. De hecho la reconstrucción es instantánea, la persona la encontró ya hecha cuando abrió la caja. El tiempo que se utilice en al proceso de armar no influye en el resultado final. El proceso no exige ningún tiempo determinado, más aún, no exige ningún tiempo porque el resultado está dado, la imagen está creada y para lograrla sólo se necesita un trabajo de reconstrucción y reorganización. La duración no es fundamental.

Cuando el artista crea una imagen sacándola de su imaginario, el tiempo es esencial. No es un intervalo que se pueda alargar o acortar sin modificar el contenido, la duración del trabajo forma parte integral de la obra. El tiempo de invención forma un todo con la invención misma.

El escritor está frente a la hoja de papel en blanco, tiene lo necesario para escribir. Conocemos el estilo, sus ideas y el tema que va a tratar ¿podemos saber lo que aparecerá en la hoja de papel? Es probable que el resultado final se parezca a lo que pensamos que escribirá, pero jamás será igual. Cuando alguien se enfrenta al papel en blanco y empieza a crear un texto, el pensamiento va cambiando a medida que toman cuerpo las ideas. La solución artística lleva consigo esa espontánea nada que es el todo de la obra de arte. Y es esa nada la que necesita tiempo. La duración no es un hecho material, pero no podemos negar que sea un hecho de la vida. Es un proceso vital.

sábado, 5 de septiembre de 2009

a solas

en la derecha un tinto
enfrentado a un libro

con la sangre suelta
sin antifaz
ni anteojos

a solas irrumpo
a solas me encuentro

a solas

martes, 1 de septiembre de 2009

para saciar el mundo

el mundo
es un elefante
comiendo
como colibrí

intento saciarlo
y me dobla me bota me aplasta

me obliga a yacer
como huella de sombra