lunes, 15 de junio de 2009

Ser Otro I

Se inventó una cara.
Detrás de ella
vivió, murió y resucitó
muchas veces.
Su cara
hoy tiene las arrugas de esa cara.
Sus arrugas no tienen cara.


Octavio Paz


Ese deseo de ser otro, tan común. Deseo que trasciende la empatía, que se come a sí mismo, antropófago, salvaje, inextinguible. Deseo de penetrar en el otro para sentir lo que siente, lo que vive, lo que es.

Ese deseo que penetra en la intuición volviéndose intuición, que me permita captarla desde dentro. Pensarme siendo lo que escruta, lo que absorbe. Más todavía, no pensar en cómo piensa, no pensarme pensando en su interior, sino un pensar-ella, vivir la otredad.

...conceptúa a la inteligencia y a la intuición como dos especies de conocimiento radicalmente diferentes. Divergentes en cuanto a soluciones, convergentes en...

Me acerco a la lucidez intuitivamente, a paso corto, temeroso. Evalúo la intuición como un conocimiento radicalmente diferente a la inteligencia. ¡Bergson!, ¿por qué no puedo ser disidente de los problemas?, ¿próximo a las soluciones?, ¿por qué no puedo ser vos? En ocasiones quiero entrar en tu mente. Pero no, me arrepiento, mejor la interiorizo a ella. Me seduce más conocer lo que piensa, lo que siente, lo que es... ¿se acabará la magia?

...tanto fuentes de percepción de la realidad real, que se visualizan en esa realidad virtual que es la mente humana.

No quiero pensar lo que piensa. Quiero pensar desde su interior. Invaginado. Pero no puedo, aun habiendo penetrado en ella sigo siendo yo. Un yo que intuye, que percibe, independiente de ella. Estoy dentro y no puedo, me agoto en mí mismo.

No soy... y no permito que sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario