martes, 14 de julio de 2009

El regreso, 3ª parte

Pasa Oscar corriendo, va Carlos también. No sé sus nombres pero son mis paisanos. Y vos que te saliste a medio rollo, peleándote por una pendejada y con mucho color para regresar. Nuestras miradas se cruzan y nos saludamos en silencio. Como ayer, como siempre, no nos conocemos en público. Tu misma flor floreada. Aunque sea en esta mole donde es más fácil encontrar un billete en la banqueta que un conocido. Llevan menos equipaje que yo y se dirigen a la salida de vuelos internacionales. No me guardan rencor, yo tampoco a ellos. Me retiré por cansancio y algunos lo entendieron, aunque todavía hay quien me lo restriega en la cara. Nunca entendí por qué no me pidieron que siguiera, sólo me dejaron ir.

Pongo la mariconera en la banda sin fin y entrego el pase de abordar. La sangre no se seca Pasa por los rayos “X” y una señorita uniformada me pide amablemente que la abra, después de una rápida inspección me da las gracias y camino hacia la sala de espera 36. Ya está llena. Es vuelo interno, es innecesario y todo sigue igual. pasar por migración.

Veo una carreta de “snacks” —decilo en español, güey— y pido un café. Deseo un whisky pero no estoy para esos lujos. Sudan mis manos. Al estar arriba pediré uno, al fin es gratis. Me están sirviendo el café cuando solicitan a los pasajeros que aborden el avión. Se forma otra fila voolver con la frente marchita que lentamente es tragada por la rampa, viene una pareja corriendo, la dejo pasar y soy el último en entregar el pase. Adentro es un relajo, gente de pie que no encuentra asiento, gente de pie que guarda el equipaje de mano, gente de pie que no hace nada. 24C, pasillo, no hay nadie en el A ni en el B, bagres. El avión empieza a moverse para tomar pista. Ya todos están sentados, me cambio al A. Mientras vamos avanzando veo una nave de KLM, otra de Iberia y dos más de American Airlines, todas esperando permiso para volar. Vamos hacia el principio de nuestra pista y adelante de nosotros están dos aviones de Mexicana. Sale uno, sale otro, salimos nosotros. Abajo se empieza a mover KLM. En el “Benito Juárez” van primero los nacionales. Abro un libro y cierro los ojos. Tengo el corazón en los huevos, no puedo leer. Veo el lago de Texcoco, cada vuelo menos agua. Se apaga la señal de no fumar y enciende un cigarro con la frente marchita las nieves del tiempo platearon mi sien el chavo que va atrás, sólo esperaba el banderazo. Le pido uno, se rompen ocho años de abstinencia.

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