domingo, 19 de julio de 2009

El regreso, 4ª parte

A lo lejos asoman mis dos amores. Las aeromozas empiezan a ofrecer bebidas. Recordá, el enemigo sigue siendo el enemigo Normalmente, cuando pasamos encima de ellos, lo hacemos a 28 ó 30,000 pies de altura. En ésta ocasión y a los amigos ya los perdiste. volamos bajo, casi puedo tocar la nieve. Si esto no es el cielo, no sé qué lo sea. El capitán está hablando de los volcanes con un montón de datos vacíos. Estás desvinculado de la globalización y la internet, sólo, en la mitad de nada, De pronto un gigante atrapa nuestro avión y lo hala hacia abajo, hay gritos. Caen algunas mascarillas de oxígeno. En dos segundos todo pasa. El capitán sigue vomitando datos y la razón de la momentánea pérdida de estabilidad. cerrando un paréntesis de treinta años. A la mujer dormida no le agradan las interrupciones, aunque sea un 727-200 de Aeroméxico. Llega la carreta -carretía, acordate-.

• Señorita, regáleme un whisky por favor.

Veo en la sonrisa artificial que sabe mi nacionalidad. Aquí las cosas se piden de otra manera. Ni modo, se me olvidó.

Valen cincuenta pesos, señor, de los nuevos. Sólo se regalan refrescos y cervezas.

• Entonces un tequila, Cuervo 1800. Y también una XXX Lager. (Pa’ que vea que sé, cabrona)

Vale lo mismo que el whisky. Y sólo tenemos Tecate y Carta Blanca.

• El precio no importa, la marca de la cerveza tampoco. Pero rápido, por favor.

Tengo que bajarme el susto de algún modo. Lamidos, cobran lo mismo el tequila que el whisky. Llegan las bebidas y me meto el trago, aaah que rico. Otra aeromoza me ofrece algo de comer, le pido un tequila y una cerveza más. Tu hijo, un joven de los 90’s que heredó el exilio, te reclama: “nos falta experiencia, ni siquiera hemos tenido la opción revolucionaria”. Cuando me los lleva ya estamos bajando hacia Oaxaca y me pide que me apure, no hay clavo, un trago para el tequila y dos para la cerveza. Tengo deseos de orinar pero tendré que esperar hasta aterrizar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario